¿ES CORRECTO MENCIONAR EL NOMBRE DE LOS FALSOS MAESTROS AL DENUNCIARLOS?

Por: Julio Guevara
SOLDADOS DE JESUCRISTO
Domingo, 10 de mayo de 2015

Los falsos profetas en las Escrituras del Antiguo Testamento tenían un trato especial de parte de Dios en su ley. Y cuando me refiero a especial me refiero a “especialmente severo”, tal pecado era castigado con la muerte (Deuteronomio 13:5), y con esto podemos ver el celo con el cual Dios defiende su verdad, y a su vez el celo con el cual Él cuida a su pueblo escogido ya que su pueblo prospera o perece espiritualmente conforme al conocimiento intimo de Dios (Oseas 4:6) el cual es revelado en su Palabra. Así que cuando Dios nos guarda tan cuidadosamente de los falsos profetas, nos guarda de errar en el camino de la verdad e ir por una vida desdichada. ¡Ahora bien! Tenemos que tener en cuenta que el tema de los falsos profetas y todo lo que se circunscribe alrededor de ello debe ser entendido en términos de nuestra relación con Dios. No podremos ver la gravedad de este asunto hasta que veamos que cuando pecamos en esto pecamos contra Dios mismo. El pecado de la herejía es considerado por Dios como un pecado digno de muerte, por tanto no debemos participar en él sino mas bien ir en contra en conformidad a la enseñanza de las Escrituras.

¿Podemos denunciar a los falsos sí o no?

Parece bastante obvio para la mayoría de los cristianos que ir en contra de la herejía, la mentira, la doctrina de demonios, falsos profetas, etc. es una responsabilidad cristiana. Sin embargo es sorprendente la cantidad de desconocimiento que muchos cristianos pueden llegar a tener sobre el tema. Algunos, incluso podrían afirmar que debemos luchar en contra de todas estas maquinaciones del diablo de expandir la mentira y la falsedad, pero no están muy de acuerdo en cuanto a la forma como la Escritura muestra la batalla, o por otro lado no saben ni siquiera como se libra la batalla. Y uno de esos desacuerdos muy comunes es la exposición pública de los falsos profetas.

Algunos consideran que los cristianos no deben exponer públicamente a los propagadores del error bajo la falsa excusa de que el cristiano debe ser alguien que revele el “amor”. Pero si notamos bien conforme a nuestro texto en Deuteronomio veremos que Dios condena con la muerte a todo aquel que procura “apartarte del camino en el cual el Señor tu Dios te mandó andar” (13:5). Considere por un momento que usted haya delineado un camino para una persona muy querida (puede ser su esposa, o su hijo), y la razón por la cual usted ha hecho esto es porque sabe bien que si esa persona no va por el camino indicado va a caer en un terrible acantilado lleno de piedras filosas, y así finalmente sufrir una dolorosa muerte.

Ahora bien, ¿Qué pensaría de alguien que incite a su hijo, o a su esposa, o a cualquier ser querido a alejarse del camino de la vida? Dios ha delineado el camino de la vida en la Santa Palabra. Todo aquel que trate de alejar al pueblo de Dios del camino de la vida trata a su vez conducirlo por un camino de muerte. Y es por esto que en muchas ocasiones se hace tan necesario exponer a los falsos profetas públicamente. Algunos estarían de acuerdo en exponer públicamente a los terroristas, sin embargo ¿Qué pensaría usted de alguien que estuviera en desacuerdo en que tal criminal salga a luz pública en modo de advertencia a la población? ¿No es defender la criminalidad en tal caso? La idea que trato de plantear puede ser risible pero en ciertas ocasiones aquellos que se ponen en contra de la exposición pública de los falsos profetas son participantes de un pecado atroz, y esto es precisamente así porque los herejes son propagadores del camino de la muerte.

Denunciando a los falsos por nombre

Hasta los momentos solamente me he limitado a usar ejemplos que nos permitan ver la gravedad de este asunto, sin embargo la Biblia nos habla directamente en cuanto a este tema de forma clara y precisa. Podemos ver como Dios trató la idolatría de Acán (Jos. 7:1; cp. vv. 20-26) condenándolo con la muerte. Pero no tan solamente con eso sino exponiendo su nombre, su tribu, y su padre (cp. v.1). Por otro lado el apóstol Pablo en el Nuevo Testamento le dijo a su discípulo Timoteo las siguientes palabras: “Evita las palabrerías vacías y profanas, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad, y su palabra se extenderá como gangrena; entre los cuales están Himeneo y Fileto, que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, trastornando así la fe de algunos” (2 Ti. 2:16-18, cursivas añadidas). Aquí podemos ver con toda claridad que el apóstol llamo por nombre a dos herejes que trastornaban al pueblo de Dios con palabras contrarias a las Escrituras. También tenemos un ejemplo de parte del apóstol Juan en el libro de Apocalipsis. El libro de Apocalipsis fue escrito a siete Iglesias, y el mismo Dios por medio del apóstol Juan declara que el “aborrece” a los Nicolaítas (Ap. 2:6,15), identificándolos delante de las siete Iglesias como herejes. Por tanto existen varios ejemplos de la exposición pública de los herejes, y tal acto no es un acto de egoísmo o envidia, es un acto de profundo amor a la Iglesia santa de Dios.

Separación bíblica

Sin embargo esto tiene que ser considerado con cuidado a la luz de la revelación de las distintas formas como se puede tratar el error doctrinal de alguna persona. Algunos cometen el pecado no a conciencia sino por desconocimiento. No obstante aquellos que por su terquedad han decidido seguir el camino de Balaam (Jud. 1:11) y vivir impíamente sus vidas bajo la dirección de la falsa doctrina, deben ser expuestos como terroristas del bienestar espiritual de la Iglesia, y la Iglesia debe ser llamada a separarse de tales personas por amor a la verdad (1 Co. 11:19; 1 Ti. 6:3-5). Y en este último aspecto quiero colocar una serie de aclaraciones: La Biblia sí nos llama a separarnos cuando la integridad del Evangelio está siendo puesto en juego, y esto lo podemos ver cuando Pablo le manda a Timoteo apartarse de los falsos profetas que no se conforman a la verdad de Cristo (cp. 1 Ti. 6:3, 5). La unidad de las Escrituras es la unidad que permanece y se nutre con la verdad del Evangelio, aquellos que rechazan la clara enseñanza de las Escrituras son precisamente ellos quienes dividen a la Iglesia del Señor (Jud. 1:19), a estos debemos evitar y señalar para beneficio de la Iglesia, y para que Dios sea glorificado por medio de ella, y en ella.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *